1 Soy yo, Pablo en persona, quien os suplica por la mansedumbre y la
benignidad de Cristo, yo tan humilde cara a cara entre vosotros, y
tan
atrevido con vosotros desde lejos.
2 Os ruego que no tenga que mostrarme atrevido en presencia vuestra,
con esa audacia con que pienso atreverme contra algunos que consideran
procedemos según la carne.
3 Pues aunque vivimos en la carne no combatimos según la carne.
4 ¡No!, las armas de nuestro combate no son carnales, antes bien, para
la causa de Dios, son capaces de arrasar fortalezas. Deshacemos sofismas